Voy a aclarar antes que nada que no soy K.
Pero me pareció interesante este artículo de la Presidenta de la Nación, que confirma una vez más mi hipótesis que plantee el primer día de la muerte de Nisman: No fue un suicidio; todo indica que fue un asesinato realizado por los mismos a quienes Nisman servía. El fiscal ya no les servía más vivo, había que matarlo, y muerto les iba a servir más que vivo...
Cristina Fernández de Kirchner y la denuncia del fiscal Nisman
¿Por qué se iba a suicidar alguien que siendo fiscal gozaba de una excelente calidad de vida?
Por Cristina Fernández de Kirchnerjueves 22 de enero de 2015
Ayer,
los argentinos tomamos conocimiento de la denuncia
completa del fiscal Nisman.
Siempre se ha dicho que el idioma inglés, a diferencia del español,
no tiene tanta diversidad de palabras para definir objetos,
situaciones, adjetivos, etc. Y es cierto. Pero debo reconocer que en
esta oportunidad, al ver y leer en el día de la fecha la tapa del
diario porteño Buenos Aires Herald, la economía de vocabulario
tiene también sus ventajas.
En
efecto, el referido matutino expresa su opinión sobre la denuncia
del fiscal Nisman y lo hace con precisión quirúrgica, o tal vez
lingüística. Sobre un facsímil del dictamen, dos palabras
inapelables: “Nothing new”. En español: “Nada nuevo”.
Por
si no bastaba, agrega como subtítulo: “El reporte de Nisman
fracasa en avivar las llamas de conspiración”. Fracaso y
conspiración, dos palabras que si hubiera utilizado esta Presidenta
sería objeto de las peores críticas. Creo que nadie podrá acusar
al periódico de habla inglesa de ser un medio afín o cooptado por
el gobierno.
Podría
mencionar también el análisis de Horacio Verbitsky: ¨Alerta
roja¨,
publicado en Página 12 también en el día de la fecha, o el de Raúl
Kollmann,
en el mismo diario, páginas 2 y 3… pero ya se sabe, no faltarían
quienes los impugnaran pese a ser ambos periodistas quienes han
analizado y seguido el caso AMIA desde sus orígenes. Inclusive
Horacio Verbitsky preside el CELS, que representa a familiares de
víctimas del atentado, que integran el colectivo Memoria Activa.
Bueno
Aires Herald, Página 12 y otros medios (no quiero ser injusta con
nadie), derribaron como un castillo de naipes lo que fue presentado
como “la denuncia del siglo”, que demostraría nada más ni nada
menos que la complicidad de la Presidenta de la República, de su
Canciller, y del Secretario General de La Cámpora, en el
encubrimiento de los iraníes acusados de haber participado en el
atentado a la AMIA hace 21 años.
Por
mi parte, debo confesar que una rápida lectura de la denuncia
publicada en el CIJ,
sitio informático de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, no
hizo más que confirmar mis peores sospechas, y encontrar respuesta a
muchos de los interrogantes que planteé el día 19 del corriente en
la ÚNICA carta que escribí y compartí con el Pueblo argentino:
“AMIA. Otra vez: tragedia, confusión, mentira e interrogantes”.
ÚNICA
en mayúsculas se debe a que se publicó y habló de “una nueva
carta de Cristina” (sic). NO. La
carta fue una sola,
difundida por distintos sistemas de la red. Basta con leer el texto,
pero en la Argentina, tal como siempre lo afirmo, todos los días hay
que volver a explicar lo obvio y simple.
Esta
es la segunda, y con motivo, precisamente, de haber conocido
finalmente el texto de la denuncia, al igual que el resto de los
argentinos. Saludable signo democrático: la Presidenta denunciada se
entera al mismo tiempo que el resto de los 40 millones a los que
tiene la responsabilidad de representar.
Decía
que la lectura de la misma no hizo más que confirmar mis peores
sospechas. Tenía razón el Buenos Aires Herald: Nada nuevo. Pero
también por otras razones: al informe de Nisman le “plantaron”
información falsa. Casi una réplica de lo que me tocó ver en la
comisión que seguía la investigación de la causa principal. Los
presuntos agentes de Inteligencia que Nisman identificaba como
miembros de una “SIDE paralela” en conexión “directa” con la
Presidenta, Ramón Allan Héctor Bogado y Héctor Yrimia, NUNCA
habían pertenecido a la Secretaría de Inteligencia,
bajo ningún carácter. Es más, con fecha 12 de noviembre de 2014,
la Secretaría de Inteligencia denunció criminalmente al Sr. Bogado
por la posible comisión del delito de “tráfico de influencias”,
ya que se presentaba ante funcionarios de Aduana como personal de
Inteligencia. La causa se tramita en el Juzgado Nacional en lo
Criminal y Correccional Federal N° 9.
Por
si fuera poco, el 7 de agosto de 2013 se recibió en la Secretaría
de Inteligencia un oficio librado por el Tribunal Oral en lo Criminal
N° 1 en una causa por el delito de “extorsión” en el cual se
solicitaba saber si Ramón Allan Bogado prestaba servicios en dicha
dependencia, y en caso afirmativo, debía concurrir al Tribunal a
declarar. Todo lo precedentemente detallado fue informado al juez
Lijo a requerimiento del mismo, por haber quedado radicada la
denuncia de Nisman en el juzgado a su cargo.
Dichas
actuaciones tuvieron lugar antes de que asumieran las actuales
autoridades de la Secretaría y quien puso en conocimiento de las
mismas a sus superiores fue precisamente el entonces Director General
de Operaciones, Ing. Antonio Horacio Stiusso, el día 10 de noviembre
de 2014. La denuncia fue presentada al día siguiente.
Aquí
es bueno recordar declaraciones del fiscal Nisman realizadas el 14 de
enero de 2015 en el programa “A dos voces” del canal de cable TN
(ya saben de quiénes se trata). Allí, ante una pregunta sobre el
Ing. Stiusso de Alfano: -“¿Y que hizo Stiusso?”, Nisman
contesta: -“Absolutamente todo lo que yo le pedía. Con quien
coincidía muchas veces y tenía muchísimas discrepancias. Stiusso
en un excelente profesional, no tengo dudas, pero a veces Stiusso
como todo hombre de Inteligencia venía y me decía “tengo ésta
prueba, en tal hecho participó fulano” y la explicación que me
daba cuando me hablaba era coherente, la prueba la daba un informante
de la triple frontera, “pero escúcheme, para Inteligencia es
bárbara ésta prueba, yo tengo que ir ante un tribunal, me sacan
corriendo, qué digo, ¿me lo dijo el señor Stiusso?” y se
generaban discusiones. Yo solamente validaba jurídicamente a lo que
le podía dar validez judicial”. Textual.
Si
Stiusso era el que le daba toda la información que Nisman pedía y
tenía, es más que evidente que fue el propio Stiusso el que le dijo
(¿o le escribió?) que Bogado e Yrimia eran agentes de Inteligencia.
¿Es posible que se haya olvidado que él mismo lo había denunciado
en noviembre del año pasado y se había iniciado causa judicial? Y
si se había olvidado un hombre tan memorioso ¿no consultó con la
oficina de Recursos Humanos?
Aquí
cobran especial importancia las declaraciones del juez de la causa,
Dr. Rodolfo Canicoba Corral, quien se ha referido críticamente a la
participación del Ing. Stiusso, manifestando que en lugar de
colaborar, terminó dirigiendo la investigación. Personalmente creo
que hacía algo más que dirigirla. Los hechos hablan por sí solos.
Si
entonces todo es falso; si los agentes no son agentes; si Interpol,
en la persona de su ex jefe Ronald Noble, demolió la acusación
sobre las alertas rojas afirmando que lo que decía Nisman era falso;
si el comercio con Irán decrece en vez de aumentar luego del
Memorándum; si los que venden granos no son ni la Presidenta, ni el
Canciller, ni el Secretario General de La Cámpora, sino en forma
privada y sin intervención del Estado, entre otras, las firmas:
Bunge, Cargill, Nidera, Oleaginosa Moreno de la firma suiza Glencore,
Aceitera General Deheza, Molinos Rio de La Plata, Vicentin, e
inclusive el Sr. Jorge Aranda, directivo de Clarín, quién triangula
operaciones de venta de arroz a Irán a través de la firma Molinos
Libres S.A. Como se verá, empresas y empresarios que no son
precisamente “amigos” del Gobierno, como gusta adjetivar Clarín
a algunos que no responden a sus directivas o invitaciones.
Si
además el Gobierno nunca compró petróleo a Irán; si además el
supuesto agente iraní Jorge Alejandro Khalil aparece asociado
comercialmente a su hermano Alberto Amado Edgardo Khalil, quién se
desempeñó como Director General de Asuntos Jurídicos de la
Legislatura porteña, designado por el entonces Vicepresidente de la
Legislatura Santiago de Estrada y el entonces Secretario
Administrativo Oscar Moscariello (hoy Vicepresidente de Boca Jrs. y
dirigente del PRO). Luego, por Decreto, se le otorgó Poder General
Judicial para representar al Gobierno de la Ciudad, y renuncia a la
Dirección General de Asuntos Jurídicos 8 días después del
procesamiento y dictado de prisión efectiva al ex Jefe de la Policía
Metropolitana Jorge “el fino” Palacios por espionaje telefónico,
entre otras personas, a familiares de víctimas de la causa AMIA.
Resulta
extraño que quien profesa con tanto fervor la fe islámica, lo cual
merece mi mayor respeto, y es un incondicional defensor de la
República Islámica de Irán, algo completamente legal en Argentina,
se asocie con dirigentes de un partido manifiestamente anti-iraní.
Porque si bien los parientes no se eligen, los socios comerciales sí.
Asimismo,
llama la atención que el fiscal Nisman, o quienes lo asesoraban en
la investigación, se hayan interesado únicamente en escuchar
telefónicamente a Khalil cuando hablaba con determinadas personas.
En cualquier parte del mundo una investigación antiterrorista seria,
lo primero que hace es determinar vínculos comerciales, de
financiamiento, etc.
Es
más, si algún juez o jueza profundiza la investigación sobre este
ciudadano, además de escuchar su teléfono, tal vez se encuentre con
información que nada tiene que ver con la religión, con Irán y con
todas las cosas que parecen ser. Porque en la Argentina, como en
todos lados, no todo lo que parece es, y viceversa.
En
síntesis, la acusación de Nisman no sólo se derrumba, sino que
constituye un verdadero escándalo político y jurídico. Y ahí está
una de las claves. El fiscal Nisman no sabía que los agentes de
Inteligencia que él denunciaba como tales, no lo eran. Mucho menos
que uno de ellos había sido denunciado por el propio Stiusso.
Tampoco investigó, fuera de las escuchas que le suministraba
Stiusso, al ciudadano Jorge Alejandro Khalil.
A
esta altura, los interrogantes que me planteaba el 19, se van
convirtiendo en certezas, igual que cuando se avanzaba en la
investigación de la causa AMIA.
La
denuncia del fiscal Nisman nunca fue en sí misma la verdadera
operación contra el Gobierno. Se derrumbaba a poco de andar. Nisman
no lo sabía y probablemente no lo supo nunca. La verdadera operación
contra el gobierno era la muerte del fiscal después de acusar a la
Presidenta, a su Canciller y al Secretario General de La Cámpora de
ser encubridores de los iraníes acusados por el atentado terrorista
a la AMIA.
El
estrépito de la denuncia, sumado al marco internacional por lo
sucedido en Francia, que aún sin pruebas ni sustento, plagada de
información “plantada”, quedaba sepultada por la muerte del
fiscal. Eso sí, bajo la forma de aparente suicidio. Recurso que ya
ha sido utilizado en muchos casos tristemente célebres. Quiero
recordar uno en especial para retomarlo más adelante, el de Lourdes
Di Natale quién se “suicidara” tirándose por un balcón.
Al
fiscal Nisman no lo hacen volver sólo para denunciar algo que sabían
no tenía sustento y que no podía perdurar. Cuando la periodista
Sandra Russo analiza el caso en Página 12 bajo el título “El
truco de la confusión” y
afirma que “quisieron usar vivo a Nisman y ahora lo usarán
muerto”, se equivoca. Lo usaron vivo y después lo necesitaban
muerto. Así de triste y terrible.
Porque
surgen nuevos interrogantes a medida que se hacen públicas muchas
cosas. ¿Por qué habría de suicidarse alguien que escribe un
mensaje en su chat como el que escribe el fiscal Nisman cuando
explica a un grupo cerrado de amigos su regreso intempestivo al país?
En un tono casi épico, reflejando que venía a cumplir una tarea
“para la que se había preparado pero no se la imaginaba tan
pronto”.
¿Por
qué se iba a suicidar alguien que en su chat explica que la tenía
pensada hace tiempo pero que la había tenido que adelantar? ¿Tal
vez lo hicieron venir por lo ocurrido en Francia? ¿O estaba pensada
para la campaña presidencial? ¿O tal vez se adelantó por los
cambios efectuados en la Secretaría de Inteligencia?
¿Por
qué se iba a suicidar alguien que el sábado a las 18:27 le envió
una foto a Wolff, miembro de la DAIA, de una imagen de su escritorio
donde se ven papeles y resaltadores, y le aseguraba que se estaba
preparando para la reunión del día lunes en Diputados? El propio
Wolff expresa textualmente: “Le escribí para consultarle sobre
quién debía levantar el secreto de sumario sobre los miembros de
los servicios de Inteligencia. El me respondió que quien lo tenía
que hacer era el Secretario de Inteligencia, Oscar Parrilli, y me
envió una foto del escritorio en el que estaba trabajando”.
¿Por
qué se iba a suicidar si no sabía que era falsa la información que
estaba en el informe? Estas respuestas seguramente las podrán dar
quienes lo convencieron de que tenía en sus manos “la denuncia del
siglo” proporcionándole datos falsos.
Pero
además, si hubiera tenido sospechas de falsedad de información o de
falta de sustento en el supuesto de que se lo habían escrito “otros”
¿Por qué se iba a suicidar alguien que ya había sido acusado por
numerosos familiares de las víctimas del atentado en la AMIA o
directamente lo habían recusado? ¿En qué hubiera cambiado su vida
si el informe no tenía sustento y el juez a cargo, como es común,
corriente y sucede a diario, le dicta un “téngase presente y
resérvese hasta que se adjunte más prueba”?
¿Por
qué se iba a suicidar alguien que siendo fiscal gozaba, él y su
familia, de una excelente calidad de vida? Pero además, ¿por qué
iba a pedir prestada un arma para suicidarse cuando el fiscal tiene
registradas dos armas a su nombre en el RENAR? Una pistola
semiautomática marca Bersa calibre 22 plg largo rifle (similar a la
que fue hallada junto a su cuerpo) y un revólver acción doble marca
Rossi calibre 38.
Resulta
imposible no observar que en cualquier lugar del mundo, si alguien
aparece muerto por un arma que está registrada a nombre de otra
persona y esa misma persona resulta ser la última que estuvo con él
en vida, le entregó el arma en el mismo lugar del hecho, su casa, y
es un íntimo colaborador suyo especialista en informática que
trabaja también en la causa AMIA desde el año 2007, resulta cuanto
menos raro. Muy raro. Por eso es más que conveniente que se le
otorgue mucha protección al Sr. Diego Ángel Lagomarsino.
Como
también resulta muy conveniente que se ordenen sumarios e
investigaciones lo más rápidamente posible sobre la propia custodia
del fiscal Nisman. Esto es: los 10 policías federales. ¿Si
informaron inmediatamente de descubierto el hecho al 911 o a sus
superiores? ¿Cómo se permitió el ingreso al lugar donde estaba el
cuerpo del fiscal Nisman a un médico privado de una obra social
antes de dar cuenta al juez, a sus superiores, a los forenses?
Interrogantes
estos y otros que deberán ser investigados por la jueza y la fiscal
de la causa. Sí, ya sé. Llegaron a mí la publicaciones en Twitter
y Facebook de la jueza interviniente. Manifestaciones no solamente de
neto corte opositor hacia el gobierno nacional, sino que diría hasta
ofensivas hacia la figura presidencial que revisten mayor gravedad
proviniendo de una funcionaria pública de otro Poder. Dicho sea de
paso, también tuvo expresiones hacia su propia institución, cuanto
menos, poco felices.
Pero
lo que más me inquieta es que es la misma ueza que trató la causa
del “suicidio” de Lourdes Di Natale, ex secretaria de Emir Yoma,
quien lo denunció por pago de coimas y fue una figura clave en la
venta ilegal de armas. La causa se cerró y Lourdes sigue
“suicidada”.
No
fue casual que en la única nota que publiqué el 19 de enero, antes
de conocer la denuncia de Nisman, en el segundo párrafo, y
refiriéndome concretamente a la muerte del Fiscal Nisman, escribí
con signo de interrogación “¿suicidio?”.
Hoy
no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas. Había que traerlo
urgente al país para aprovechar el estrépito internacional
provocado por los actos terroristas ocurridos en Francia. Nisman
mismo lo expresa en su chat cuando dice que no lo imaginaba tan
pronto refiriéndose a lo que venía a hacer en su retorno
imprevisto. Lo que nunca pudo imaginar es que el tiempo no solamente
había comenzado a correr para la “denuncia del siglo”, sino
también para su propia vida.
En
varios medios de comunicación se recordaron, en estos días, casos
de “suicidios” que nunca se esclarecieron: el Brigadier
Etchegoyen que investigaba en la Aduana un caso de narcotráfico,
mientras la aeronáutica era conducida por su camarada José Antonió
Juliá (padre de los dos condenados en España por narcotráfico); el
Capitán de Navío Horacio Pedro Estrada que estaba imputado en la
causa por venta ilegal de armas; Marcelo Cataneo, acusado de pagar
coimas en el caso de Banco Nación-IBM; el caso de la propia Lourdes
Di Natale que mencioné en párrafos anteriores.
Sin
embargo, el caso del fiscal Nisman es diferente. Todos los casos
mencionados remiten a cuestiones de corrupción y dinero. El caso
AMIA es otra cosa. Es el mayor atentado terrorista que sufrió
nuestro país y cobró la vida de 85 argentinos. Las víctimas y sus
familiares esperan justicia hace 21 años y es precisamente desde
allí, desde el Poder Judicial, único encargado de investigar,
acusar, juzgar y condenar a los responsables de tanta tragedia, desde
donde se puede cumplir esa demanda permanente de Verdad y Justicia.
Dra.
Cristina Fernández de Kirchner
Presidenta de la Nación Argentina
Presidenta de la Nación Argentina
Excelente material presentás en tu blog, Xime. Te felicito
ResponderEliminarSandro Gonzalez
Buenos Aires
Sandro, muchas gracias por tus buenas palabras!
ResponderEliminarSaludos desde Bs.As
"“El reporte de Nisman fracasa en avivar las llamas de conspiración”. Fracaso y conspiración, dos palabras que si hubiera utilizado esta Presidenta sería objeto de las peores críticas. Creo que nadie podrá acusar al periódico de habla inglesa de ser un medio afín o cooptado por el gobierno." Pues la Sra. CFK vuelve a demostrar una vez mas que, o miente o está MUY MAL INFORMADA. El Buenos Aires Herald fue comprado por sus amigos y lo dirige Orlando Vignatti, "un soldado de la causa" K. Y tambien paso a formar parte de los medios adictos Ambito Financiero. Ahora falta que CFK diga que no conoce a Spolzki.
ResponderEliminar